Peces de Ciudad



Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis sueños va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un no te quiero querer.


¿Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar?
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio.


Mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad
que perdieron las agallas,
en un banco de morralla
que nadan por no llorar.

(Joaquín Sabina)