Una somnolienta y dócil lluvia
de ligeras alas tibias que agonizan
salpican mansamente los suburbios,
salpican mansamente los suburbios.
Una tenue y blanda lluvia
más antigua que la historia
sesga las mal iluminadas
innumerables ventanas de la urbe
y su exhausta trama de calles
y arrabales y avenidas.
Llueve.
Llueve.
Y a través de todas las auroras
y de todas las edades, y del odio
implacable y sordo
de las dispares geografías y los hombres
en el palpitante y desquiciado
inmenso corazón del orbe.
Llueve…
Llueve…
Llueve…
Letra: Roger Wolfe
Música: Diego Vasallo
Wolfe y Vasallo |